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martes, 21 de abril de 2009

SEGURIDAD DE MEDICAMENTOS Abreviaturas, símbolos y expresiones de dosis asociados a errores de medicación

1130-6343/2004/28/2/141
FARMACIA HOSPITALARIA
Copyright © 2004 ARÁN EDICIONES, S. L.
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FARM HOSP (Madrid)
Vol. 28. N.° 2, pp. 141-144, 2004
SEGURIDAD DE MEDICAMENTOS
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SEGURIDAD DE MEDICAMENTOS
Abreviaturas, símbolos y expresiones de dosis asociados
a errores de medicación
M. J. OTERO LÓPEZ, R. MARTÍN MUÑOZ, A. DOMÍNGUEZ-GIL HURLÉ

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Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP-España)
Servicio de Farmacia. Hospital Universitario de Salamanca


Los errores de medicación y sus consecuencias negativas, los acontecimientos adversos por medicamentos, constituyen un grave problema de salud pública, cuya prevención precisa la participación y el esfuerzo de todos.
La SEFH y el Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP-España), conscientes de su importancia, mantienen esta sección con el fin de que sea un foro de análisis y discusión de los errores de medicación que se producen en nuestro medio, que favorezca la creación de la cultura de seguridad necesaria para mejorar la calidad del sistema de utilización de los medicamentos. Desde aquí os animamos a que colaboréis con nosotros, haciéndonos llegar vuestras sugerencias, comentarios y experiencias.

La utilización de abreviaturas, acrónimos y símbolos no estandarizados en la prescripción médica para indicar el medicamento o expresar la dosis, vía y frecuencia de administración es una causa conocida de errores de medicación (1). Aunque con ello se pretende simplificar y agilizar el proceso de prescripción, la utilización de abreviaturas, acrónimos o expresiones de dosis no estandarizadas no está exenta de riesgos, debido a que se pueden interpretar equivocadamente por profesionales no familiarizados o pueden existir varios significados para una misma abreviatura o acrónimo. Estos errores se ven
favorecidos por una escritura poco legible o por una prescripción incompleta (2).
Hay estudios publicadosque muestran que los errores de prescripción se deben en muchas ocasiones a alguna de estas causas (3,4). Sin embargo, el uso de abreviaturas es una práctica generalizada entre los profesionales sanitarios y en especial dentro del ámbito hospitalario. El Institute for Safe Medication Practices (ISMP) ha publicado en numerosas ocasiones recomendaciones insistiendo en la necesidad de evitar el uso de abreviaturas y símbolos para indicar los nombres de los medicamentos y las expresiones de dosis, tanto en la prescripciones médicas como en otros documentos empleados por los profesionales en el circuito de utilización de los medicamentos, aunque ello indudablemente exija más tiempo y esfuerzo (2,5-7). Además, el ISMP aconseja que cada institución establezca medidas o procedimientos específicos para evitar los errores de medicación por estas causas.
Estas recomendaciones han sido recogidas por numerosas organizaciones y sociedades. Además la prevención de este tipo de errores se trata de una práctica
efectiva cuya aplicación está al alcance de todas las instituciones. Así, cabe destacar que el National Quality Forum (NQF) recientemente incluyó como una de las 30 prácticas básicas que considera prioritario implantar para mejorar la seguridad clínica el “utilizar solamente abreviaturas y expresiones de dosis estandarizadas”, y especificó que “las instituciones deben establecer unas normas y procedimientos explícitos, ydeben mantener una lista de las abreviaturas y expresiones de dosis que no pueden nunca ser utilizadas” (8).
En este mismo sentido se ha manifestado la Joint Commission on Acreditation of Healthcare Organizations (JCAHO) en los National Patient Safety Goals para el
año 2003 y actualizados en el 2004, dirigidos a abordar aspectos específicos de prevención de errores, los cuales incluyen prácticas que sean costo-efectivas y fáciles de implantar. La JCAHO ha considerado como objetivo 2, recomendación 2b: “estandarizar las abreviaturas, acrónimos y símbolos que se emplean en la institución, y establecer una lista de todos aquellos que no se puedan
utilizar” (9,10).
En la tabla I se recogen algunas abreviaturas y símbolos que no se deben utilizar en la prescripción médica por haber causado errores de medicación. Esta tabla, adaptada de la última lista publicada por el ISMP en el 2003 (7), recoge las expresiones usadas más frecuentemente en nuestro ámbito de trabajo. Pretende ser un documento de partida para que cada hospital elabore su
propio listado de abreviaturas y símbolos no aceptados, según las prácticas habituales y las particularidades del centro.
LA TABA LA PODÉIS VER EN LA PÁGINA:
http://www.ismp-espana.org/ficheros/abreviaturas.pdf
Abreviaturas y siglas para denominar a los medicamentos
Se han descrito numerosos casos de errores de medicación causados por una interpretación errónea de abreviaturas utilizadas para designar a los medicamentos. Así, la abreviatura AZT ha sido interpretada como aztreonam o
azatioprina, cuando en realidad pretendía significar zidovudina; la abreviatura MTX se ha interpretado como metotrexato o como mitoxantrona y HCT como hidrocortisona o como hidroclorotiazida (7).
El uso de abreviaturas es especialmente frecuente en oncohematología para la prescripción de citostáticos e inmunosupresores, siendo habituales expresiones como ADR (doxorubicina), CDDP (cisplatino), CTX (ciclofosfamida), VCR (vincristina), CYA (ciclosporina) o MMF (micofenolato mofetilo). Una interpretación errónea de estas abreviaturas puede dar lugar a efectos adversos graves para el paciente, debido a la elevada toxicidad de estos fármacos, por lo que es especialmente recomendable controlar el uso de abreviaturas en estos y otros medicamentos de alto riesgo.
Los antirretrovirales son otros fármacos que se designan con frecuencia mediante abreviaturas, bien sea del nombre genérico (RTV: ritonavir; IDV: indinavir; NVP: nevirapina, etc.), o del nombre químico (ddI: didanosina; ddC: zalcitabina; d4T: estavudina, etc.). También es habitual utilizar las abreviaturas DBT para dobutamina, DPM para dopamina, NTG para nitroglicerina, etc.
En algunas ocasiones es el uso de la fórmula química lo que puede dar lugar a confusiones. Ejemplo de ello sería la confusión entre ClNa (cloruro sódico) y ClK (cloruro potásico).
Las siglas usadas provisionalmente durante los ensayos clínicos para denominar a los productos en fase de investigación clínica, a veces se siguen usando una vez registrados los medicamentos y pueden ocasionar confusiones,
como es el caso del imatinib (STI-571) o deltacrolimus (FK-506). Esta fue la causa de un error de prescripción registrado por el ISMP-España, al confundir
el médico VM-26 (tenipósido) con VP-16 (etopósido), prescribiendo “VP-16 80 mg IV dos días” en lugar de VM-26 (tenipósido). El hecho de que la dosis prescrita
del etopósido (VP-16) no se correspondiese con la utilizada en los protocolos del hospital permitió que el farmacéutico responsable de validar la prescripción médica interceptase el error antes de que el medicamento se
administrara al paciente (11). Es importante no abreviar tampoco los términos utilizados en ocasiones como parte del nombre comercial para denominar especialidades farmacéuticas o presentaciones con diferentes características. La utilización de la abreviatura “R” para indicar “retard” ha sido la causa del
error registrado por el ISMP-España, en el cual una prescripción de “Polaramine R” se interpretó como Polaramine ® 2 mg en vez de Polaramine® Repetabs 6 mg, al confundirse la “R” con un “2”. Otros ejemplos serían el uso de la abreviatura “comp” para indicar “compositum”, que se ha confundido en numerosas ocasiones con “comprimido”, y el uso de “F” para indicar “forte”, que ha
ocasionado errores de transcripción y dispensación al no reconocerse la abreviatura como parte del nombre del medicamento.
Abreviaturas y símbolos para indicar la dosis, vía y frecuencia de administración
La abreviatura “U” no se debe utilizar para indicar “unidades”. La confusión de esta abreviatura con los números “0” ó “4” ha ocasionado errores graves e incluso mortales por sobredosificación, al multiplicar la dosis por diez o más (1,12,13). Este fue el caso de un paciente que falleció tras recibir 200 unidades de insulina por un error, como consecuencia de una incorrecta interpretación de la
prescripción “20 U” (13). Otra abreviatura que puede dar lugar a errores de medicación graves es “μg”, por el riesgo de confusión con “mg”, lo que supone multiplicar la dosis por 1.000.
Con respecto a la frecuencia de administración, el uso de la “d” ha ocasionado errores de medicación, ya que se puede interpretar como “dosis” o como “día”.
Es importante también prestar atención a algunas abreviaturas utilizadas para indicar la vía de administración.
Por ejemplo, “SC” (subcutáneo) se ha interpretado como “SL” (sublingual) e “IN” (intranasal) como “IM” (intramuscular) o “IV” (intravenoso).
Otros problemas similares se plantean con algunos símbolos que se pueden utilizar cuando se prescriben medicamentos.
Una mala caligrafía o una copia de mala calidad de la prescripción médica pueden favorecer confusiones e interpretar, por ejemplo, el símbolo “+” (más)
como un “4”. Algunos símbolos pueden tener más de una interpretación por profesionales no habituados a su uso. Así, el símbolo “x” se suele usar para indicar “durante” o “por”, pero se ha utilizado también para indicar “cada”.
Según un error notificado al ISMP-España, esta última fue la intención del médico prescriptor cuando escribió “Zometa 4 mg x 1 mes”. La enfermera interpretó este símbolo como “durante”, por lo que reclamó el medicamento
al Servicio de Farmacia el segundo día de tratamiento. El farmacéutico informó a la enfermera que la interpretación de la orden tendría que ser “cada mes”.
Expresiones de la dosis: uso de decimales y ceros
El uso de números decimales para indicar la dosis puede originar errores de medicación graves (2,4,14). Varios factores pueden contribuir a ello, tales como una mala caligrafía, una copia deficiente de la prescripción por el uso de fax o papel autocalcable para el intercambio de información o la utilización de impresos rayados que dificulten la visión de la coma decimal a los profesionales
que deben interpretar la orden médica.
Para prevenir estos errores se recomienda (2,15):
—Evitar el uso innecesario de números decimales.
—Escribir las cantidades menores de 1 g en milígramos, por ejemplo, es más correcto indicar 500 mg que 0,5 g.
—Escribir las cantidades menores de 1 mg como microgramos, es decir, 100 microgramos en lugar de 0,1 mg.
—Redondear siempre que sea posible la dosis calculada si el resultado es un número decimal. Por ejemplo, para un neonato de 1,2 kg de peso y una dosis de amikacina de 9 mg/kg, es más correcto prescribir 11 mg que 10,8 mg (4).
En el caso de que estas opciones no sean posibles, la coma decimal debe estar claramente marcada en la prescripción para asegurar que no haya lugar a confusiones.
Una práctica poco habitual en nuestro país, pero que conviene mencionar por su elevado riesgo, es utilizar la coma seguida de un cero para expresar números enteros. En estos casos la dosis es fácilmente multiplicada por 10. Así, una prescripción de “vincristina 2,0 mg” fue interpretada como vincristina 20 mg, tras lo cual el paciente falleció como consecuencia de la sobredosis recibida (1).
El uso de números mayores de mil para indicar la dosis, que en algunos casos pueden superar incluso el millón de unidades, es también una importante fuente de errores de medicación. En la prescripción de estas dosis es recomendable poner puntos que separen los millares, con el fin de favorecer la lectura de la cifra y evitar errores de sobre o infradosificación por añadir u omitir un
cero, tanto en la escritura como en la interpretación de la cifra.
Otro factor que contribuye a la incorrecta interpretación de la expresión de la dosis es el hecho de no dejar suficiente espacio entre el nombre del medicamento y la dosis.
Determinadas letras del nombre del medicamento pueden confundirse con cifras si se escriben junto a la dosis. Por ejemplo, la “l” puede confundirse con el “1”
(uno), la “z” con el “2” (dos) y la “o” con el “0” (cero) (2, 7). Por este mismo motivo es también importante respetar un espacio entre la dosis y las unidades de dosificación.
Conclusiones
Las abreviaturas, símbolos y expresiones incorrectas de la dosis recogidas en la tabla I han causado errores de medicación registrados en el programa MERP del ISMP (7). Según las recomendaciones, tanto del ISMP como de otras organizaciones, es conveniente que en cada institución se estudien los errores motivados por esta causa y se establezca un listado de abreviaturas, símbolos y expresiones de dosis que no pueden ser utilizados en el centro. Es importante, asimismo, sensibilizar a todos los profesionales que manejan los medicamentos sobre este problema potencial, ya que afecta a todos los procesos del sistema de utilización de los medicamentos. Por ello, se aconseja que la limitación del uso de las abreviaturas y símbolos no sólo se circunscriba a la prescripción médica,
sino que se aplique también a otros documentos que se manejen en el centro, tanto manuscritos como generados a través de medios electrónicos, como protocolos de tratamiento, prescripciones preimpresas, hojas de administración
de enfermería, etiquetas de cajetines de medicación, etiquetas de mezclas intravenosas, etc. (6,7,16).
Bibliografía
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Medication Errors. Washington (DC): American Pharmaceutical
Association, 1999. p. 1.1-1.8.
2. Cohen MR. Preventing medication errors related to prescribing. En:
Cohen MR, editor. Medication Errors. Washington (DC): American
Pharmaceutical Association; 1999. p. 8.1- 8.23.
3. Lesar TS, Briceland L, Stein DS. Factors related to errors in medication
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4. Lesar TS. Tenfold medication dose prescribing errors. Ann Pharmacother
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American Pharmaceutical Association; 1999. p. 5.1- 5.40.
6. Institute for Safe Medication Practices. Please don’t sleep through
this wake-up call. ISMP Medication Safety Alert! 2001; 6 (9), 2 May.
7. Institute for Safe Medication Practices. ISMP list of error-prone
abbreviations, symbols, and dose designations. ISMP Medication
Safety Alert! 2003; 8 (24): 27 Nov.
8. The National Quality Forum. Safe Practices for Better Healthcare: A
Consensus Report. Washington, DC: National Quality Forum, 2003
(Document NQFCR-05-03).
9. Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations
(JCAHO). 2003 National Patient Safety Goals. Disponible en:
www.jcaho.org/accredited+organizations/patient+safety/03+npsg/ind
ex.htm
10. Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations
(JCAHO). 2004 National Patient Safety Goals. Disponible en:
www.jcaho.org/accredited+organizations/patient+safety/04+npsg/ind
ex.htm
11. Valverde MP, Martín R. Seguridad de medicamentos. Prevención de
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12. Argo AL, Cox KK, Kelly WN. The ten most common lethal medication
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14. Phillips J, Beam S, Brinker A, Hoslquist C, Honig P, Lee LY, et al.
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16. Institute for Safe Medication Practices. It’s time for standards to
improve safety with electronic communication of medication orders.
ISMP Medication Safety Alert! 2003; 8 (4): 20 Feb.

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