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Los alimentos funcionales como herramienta de salud pública.
Existe evidencia científica de que los alimentos funcionales pueden ayudar a la prevención y también al tratamiento de patologías leves.
Madrid, mayo de 2011.-
La mayor esperanza de vida, el sedentarismo, los malos hábitos alimentarios y el incremento de enfermedades crónicas (cardiovasculares, cáncer, diabetes, obesidad…) que cada vez se manifiestan a edad más temprana, junto a la aspiración a estar sano ponen de actualidad, más que nunca, el antiguo concepto hipocrático de “que los alimentos sean tu medicina y los medicamentos tu alimento”.
Para la medicina supone un desafío aprovechar para su práctica los beneficios que pueden aportar los alimentos y conseguir que la alimentación sea, en lugar de un problema –como parece serlo hoy por la alta prevalencia de la obesidad-, una eficaz herramienta de salud pública.
Para los ponentes de las conferencias impartidas en la Real Academia Nacional de Medicina sobre alimentos funcionales y probióticos el pasado 12 de mayo Abel Mariné (Catedrático de Nutrición y Bromatología de la UB y miembro del Consejo Científico del Instituto Danone) y José Antonio Mateos, director de Salud y Reglamentación de la empresa Danone, “todos los alimentos son funcionales (todos tienen un beneficio), pero unos más que otros”. Los alimentos funcionales que podemos considerar relevantes desde el punto de vista médico son alimentos, que pueden haber sido modificados o no, que son susceptibles de ayudar a mantener la salud y reducir riesgos de enfermedad. Para que un alimento sea considerado funcional, debe cumplir algunos requisitos como:
- El alimento debe ser consumido en menús habituales (no debe ser un añadido a la dieta).
- Sus efectos deben estar probados científicamente.
- Los ingredientes con actividad funcional deben ser siempre productos naturales y pueden estar presentes de forma natural, por modificación genética (como en el caso de fresas con altas dosis de antioxidantes), haber sido añadidos o reemplazar a otro componente no saludable (Omega 3 por otras grasas) o aumentando la biodisponibilidad o la estabilidad (por ejemplo la vitamina D en alimentos con calcio, favorece su absorción).
Esto diferencia a los alimentos funcionales, por ejemplo, de los alimentos dietéticos o los complementos alimenticios también llamados nutracéuticos
Los ponentes insistieron en la necesidad de demostrar la evidencia científica de la aportación que se adjudica al alimento. Además, resulta clave estudiar la dosificación, pues un ingrediente benigno en la dosis adecuada, puede tener efectos adversos en otra, como se ha demostrado por ejemplo con el betacaroteno, que en dosis adecuadas tiene un efecto antioxidante muy positivo, pero que se ha demostrado que en altas dosis suministradas a fumadores, aumentaba la incidencia de cáncer.
Otro factor que debe ser tenido en cuenta a la hora de aplicar los alimentos funcionales como herramienta de salud y que requerirá nuevas investigaciones, es las interacciones que pueden tener los ingredientes con los propios fármacos, pues se han demostrado casos tanto negativos: como el de que la administración de zumo de naranja a pacientes en tratamiento con fluorquinolonas, disminuye la capacidad de absorción del fármaco por el organismo, como positivos: las dietas ricas en Omega 3 potencian los efectos de las sinvastatinas.
En cuanto a los alimentos probióticos, aquellos funcionales que contienen microorganismos vivos beneficiosos para la salud, los ponentes destacaron cómo los individuos sanos mantienen un mejor equilibrio bacteriano que los enfermos y cómo está demostrada la necesidad de su presencia y su interacción con el metabolismo humano, así como la creciente evidencia científica de su eficacia en la prevención y tratamiento de ciertas patrologías como la diarrea causada por antibióticos, las infecciones por la bacteria C. difficile, las diarreas infecciosas en niños, la hinchazón y el dolor abdominal o los resfriados y las infecciones leves de las vías respiratorias.
Mirando hacia el futuro, destacaron las investigaciones que se están realizando para estudiar las interacciones entre el genoma humano y el genoma bacteriano hospedado, que forman el “metagenoma” humano que puede ayudar a explicar los mecanismos de ciertas enfermedades, entre ellas los crecientes desarreglos del sistema inmunitario con un creciente aumento de patologías autoinmunes como las enfermedades inflamatorias intestinales (Chron, etc.), diabetes tipo 2 y otras.
Sobre este tipo de alimentos los ponentes destacaron que es necesario demostrar científicamente los efectos en cada cepa de microorganismos probióticos beneficiosos y que los efectos demostrados científicamente en diferentes estados de la vida (niños, adultos y ancianos) y en diferentes patologías (diarrea por antibióticos, por rotavirus, disminución de infecciones, etc.) no es extrapolable a otras cepas a no ser que haya suficiente evidencia científica.
Algunos datos sobre probióticos
- La flora intestinal, compuesta de bacterias, es beneficiosa para la salud.
- Tiene funciones protectora, metabólica e inmune.
- No sobreviviríamos sin ellas, son fundamentales para la vida y las funciones fisiológicas.
- Los bebés nacen sin bacterias y su intestino se coloniza tras el parto desde el primer momento.
- Tenemos aproximadamente entre 1 y 2 kg de bacterias en nuestro cuerpo.
- Hospedemos 10 veces más bacterias que tenemos células propias.
- Hay más de 1.000 especies distintas de bacterias en el intestino.
- El número de genes bacterianos en los humanos sobrepasa el número de genes humanos más de 100 veces.
- La reducción de la diversidad de la microbiota (llamada flora intestinal) se asocia con la aparición de enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal.
El Instituto Danone
El Instituto Danone, institución científica sin ánimo de lucro, cumple 18 años dedicado al fomento y divulgación de la investigación fundamental y clínica en el campo de la Nutrición, la Alimentación y la Salud, mediante la concesión de becas y premios, la colaboración con universidades y hospitales de mayor prestigio en España y otros países y la edición de publicaciones de referencia para los profesionales de la Salud. Además realiza iniciativas de formación en Nutrición, Alimentación y Salud, como estas Jornadas o el curso de la Escuela de Nutrición Francisco Grande Covián, quizás el de mayor prestigio en nuestro país por la calidad y rigor de los profesores participantes, en su mayoría pertenecientes al Consejo Científico del Instituto Danone.
http://www.noticiasmedicas.es/medicina/noticias/8721/1/Los-alimentos-funcionales-como-herramienta-de-salud-publica/Page1.html
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