EXCMO. AYUNTAMIENTO DE OLVERA. SECRETARÍA GENERAL.
ACTA NÚMERO 13/14, DE LA SESIÓN ORDINARIA, CELEBRADA POR EL PLENO DEL AYUNTAMIENTO.
Veamos el caso Agreal. Durante más de 20 años cientos de miles de españolas acudieron a su médico de cabecera o a sus ginecólogos para tratar de poner fin a sus sofocos posmenopáusicos; desde 1983, muchas recibieron como solución el medicamento Agreal, propiedad de los laboratorios Sanofi- Aventis.
ACTA NÚMERO 13/14, DE LA SESIÓN ORDINARIA, CELEBRADA POR EL PLENO DEL AYUNTAMIENTO.
Veamos el caso Agreal. Durante más de 20 años cientos de miles de españolas acudieron a su médico de cabecera o a sus ginecólogos para tratar de poner fin a sus sofocos posmenopáusicos; desde 1983, muchas recibieron como solución el medicamento Agreal, propiedad de los laboratorios Sanofi- Aventis.
En 2005 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios comunicó a los
profesionales sanitarios la decisión de suspender su comercialización porque el Comité de
Seguridad de Medicamentos de Uso Humano constató que el balance “beneficio- riesgo era
desfavorable”, a instancias del Sistema Español de Farmacovigilancia, que recibió diversas
notificaciones de reacciones adversas psiquiátricas (depresión – incluso con pensamientos
suicidas- , ansiedad, síndrome de abstinencia, insomnio) y de tipo neurógico (disquinesia –
movimientos masticatorios compulsivos e inevitables, movimientos automáticos de la lengua -
cansancio muscular grave, trastornos extrapiramidales, parkinsonismo).
Así que el Ministerio de Sanidad ha tardado 23 años en darse cuenta de los efectos
secundarios tan desastrosos del medicamento en cuestión; y el Ministerio fiscal no actúa de oficio y
exige responsabilidades civiles y penales.
El componente básico de Agreal es la Veraliprida, un neuroléptico; se trata de un
antidopaminérgico (antagonista de la dopamina). Se entendía, pues, que la dopamina, un
neurotransmisor implicado en el control locomotor, las funciones cognitivas y las emociones, era la
aliada de los sofocos posmenopáusicos.
Los únicos efectos secundarios a los que aludía el prospecto era galactorrea (eliminación
espontánea de leche por el pezón); también rezaba que no se habían descrito incompatibilidades y
que no procedía tomar precauciones especiales porque sólo a dosis masivas se observaban
disquinesias que remitían espontáneamente con la interrupción de su administración. Sin embargo,
el prospecto de otros países sí que hacía referencia a efectos secundarios de especial relevancia.
Eso tiene un nombre: omisión intencionada de información.
Además, desde los primeros meses a partir de la comercialización del producto, ginecólogos
y neurólogos de diversos hospitales del Estado español advirtieron de la peligrosidad de la
Veraliprida. Sus advertencias fueron desestimadas; su reputación, puesta en duda.
Sanofi- Aventis se lucró durante 22 años aprovechándose también de la merecida y nefasta
fama de la THS; huyendo del tratamiento hormonal, fueron miles las mujeres que buscaron refugio
en el inocente Agreal.
Tampoco ha tenido necesidad el laboratorio referido de aceptar la relación entre la
Veraliprida y los efectos secundarios observados en miles de mujeres cuyo factor común ha sido su
estado posmenopáusico y la toma de Agreal; sin embargo, de su página web ha retirado toda
información del medicamento.
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