lunes, 7 de junio de 2010

NOS HA PASADO A NOSOTRAS "LAS LUCHADORAS DEL AGREAL" SANIDAD-MEDIOS DE COMUNICACIÓN-LABORATORIO" Lo que no le han contado

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Lo que no le han contado sobre los tranquilizantes y somníferos

ALFREDO EMBID FONFRÍA.

La siniestra historia del Halción.

Historia de nuestro trabajo sobre los tranquilizantes y somníferos.

Historia de los tranquilizantes,ansiolíticos, sedantes e hipnóticos.

¿Qué son los tranquilizantes?,

¿Son iguales todas las benzodiacepinas?

¿Cómo funcionan las benzodiacepinas?

Eficacia.Dosis.Efectos secundarios:Efectos paradójicos Efectos secundarios en los ancianos
Efectos secundarios en elembarazo
Efectos secundarios en lactantes
Efectos secundarios en niños
Contraindicaciones y advertencias
Asociaciones peligrosas.
Interacciones
Interferencias analíticas
Adicción a los
tranquilizantes

¿ Cuánto dura el “mono” ?

Un ejemplo de desinformación:

el Valium.
¿Por qué se recetan o se toman tranquilizantes?
¿Quién los toma?.

- Consumo de tranquilizantes
- las mujeres toman más tranquilizantes que los hombres
- más niños tranquilizados.
Cuestiones prácticas:
Cuestionario.
¿Dependo o no de mis tranquilizantes?
¿Cómo dejar de tomar tranquilizantes?
En qué momento dejar de
tomar tranquilizantes.
Otros métodos para combatir
la ansiedad y el estrés:
¿Porque aumenta el consumo de tranquilizantes en las sociedades
desarrolladas?

- El trabajo moderno como causa de enfermedad.
- El desempleo también es una fuente de estrés
La medicina nuevo opio del pueblo
Los consumidores se rebelan
Cuadros:
1 Benzodiacepinas de acción larga
2 Benzodiacepinas de acción corta
3 Algunas asociaciones que contienen benzadiacepinas
4. Principales benzodiazepinas y analogos semivida plasmática, metabolitos activos a nivel hepático y velocidad de absorción oral
La mayoría del grupo farmacológico de los tranquilizantes y somníferos son benzodiacepinas las cuales poseen efectos secundarios
importantes que han sido ocultados a los consumidores y a los profesionales por la industria que los comercializa.

Este trabajo incluye estudios comparativos de la información disponible desde los años 70 hasta el 2000.

Concluye que los tranquilizantes son drogas duras con fuerte potencial adictivo a corto plazo y con efectos secundarios muy
graves.

El trabajo analiza además las causas de su consumo y cómo abandonarlo.

Historia de nuestro trabajo sobre los tranquilizantes.
Las primeras versiones de este artículo vienen precedidas por una larga historia de dificultades que, en parte, ya relaté en una obra precedente.1

Aquí las voy a contar más ampliamente ya que ilustran el poder de la censura en los medios de comunicación que se suponen “ democráticos” y los mecanismos por los que se opera.

En este artículo actualizamos nuestras informaciones críticas y nuestras conclusiones iniciales elaboradas desde hace más de 20 años.

Originalmente nuestro trabajo sobre los tranquilizantes fue publicado como una sección que abordaba periódicamente
en diversos medios de comunicación lo que no se decía sobre los medicamentos de uso corriente.

La llamé deliberada y provocativamente:

“ ¿ Sabe usted lo que le recetan ? “.

Estaba destinada a los usuarios, consumidores,por eso fué elaborada en un lenguaje sencillo donde los términos médicos esotéricos eran traducidos sistemáticamente al lenguaje popular. Por ejemplo cefalea —> dolor de cabeza.

Estaba basada en fuentes que eran fundamentalmente publicaciones científicas elaboradas por prestigiosos expertos farmacólogos publicadas en la literatura ortodoxa internacional. Fundamentalmente
me basé en la voluminosa obra sobre los efectos indeseables de
los medicamentos dirigida por los profesores:

Dr. C. Heusghem. profesor de química médica y de toxicología de la facultad de Lieja y P. Lechat Profesor de farmacología de la facultad de medicina de Paris. El libro incluia además unos 36 colaboradores de credenciales ortodoxas igualmente incuestionables.

Comentemos que este libro no estaba al alcance de todo el mundo, (costaba unas 30.000 pts.) y que lamentablemente no ha sido actualizado ni reeditado, a pesar de ser una obra excelentemente documentada 2. A lo largo del tiempo consulté otros libros especializados como 3,4 así como obras generales 5

Pero desde el principio también utilicé las publicaciones de médicos que habian sido empleados de las indústria farmacéutica y luego se habian convertido en sus disidentes. Es decir en sus
críticos más temidos, como el Dr. Pradal en Francia 6,7,8,9.

Empecé a publicarla en el periódico de Tenerife “El Día” en 1979. Desde el comienzo su director, José Manuel de Pablo Coello se mostró reticente; en un principio iba a ser semanal, luego quincenal y luego mensual, etc. De cualquier modo se publicaron algunos artículos analizando el tranquilizante más vendido: el Valium y otros medicamentos peligrosos. La cosa acabó cuando
se presentaron en el periódico los representantes de la conocida multinacional farmacéutica Merck con objeto de poner una querella criminal contra el periódico y contra mí, pues según ellos,tras uno de mis artículos sobre el Inacid habían descendido sus ventas.

El subdirector Ricardo Acirón les aseguró que yo no volvería a escribir en “su” periódico con lo que concluyó esa etapa. Una cobarde bajada de pantalones ya que, como la historia demostró más tarde, la querella era una bravata y no hubieran podido ni siquiera plantearla, ya que nuestra documentación era y es siempre rigurosa.

Durante el año siguiente en que residí en Madrid le ofrecí la sección a la revista Ciudadano ya que se planteaba como una revista de defensa del consumidor.

La revista se mostró muy interesada por mi sección y de hecho la mantuvo durante todos los números que se publicaron en 1980.

Era una época de auge de la contrainformación.Revistas en las que yo
escribía como Alfalfa, El Ecologista, Transición o Ciudadano, cuestionaban el orden impuesto por las multinacionales.

Sin embargo, a mediados de año, no recuerdo exactamente la fecha, su
director Manolo Saco, me llamó para decirme que había recibido una carta del Ministerio de Sanidad prohibiendo mi sección. Ciudadano estaba dispuesto a seguir con ella a pesar de todo y a cubrirme legalmente siempre que la información que diese cada artículo estuviese justificada y se apoyase en fuentes bibliográficas científicas ya publicadas en el extranjero. Como en este último aspecto soy absolutamente riguroso accedí (gracias a ese rigor no estoy aún en la cárcel). Ciudadano, mejor dicho su abogado, envió a Sanidad una carta diciendo que la documentación en que se basaba la sección estaba a su disposición, que no nos inventábamos los datos (cosa que por otra parte el Ministerio sabía perfectamente) y seguimos adelante. La sección siguió publicándose. Incluso en algunos números llegué a publicar, aparte de la sección, dos reportajes más contra los medicamentos tóxicos de la medicina
ortodoxa.

A pesar de ello, ni el Ministerio de Sanidad, ni los laboratorios pudieron entablaron nunca ninguna demanda legal contra la revista o contra mí.

De pronto en noviembre de 1980 la revista desapareció misteriosamente sin dejar rastro. Los teléfonos no respondían, la dirección habia sido abandonada sin dejar otra y no pude encontrar ninguna información al respecto de lo que habia pasado. Fué como si al primer Ciudadano se lo hubiese tragado la tierra. Fin de la segunda etapa.

Simultáneamente todas la revistas radicalmente críticas, es decir aquellas que cuestionaban el creciente poder transnacional, desaparecieron. El embrión de la democracia informativa pasó al reino de las leyendas.

Años después Ciudadano reapareció con una plantilla “renovada”. Así que me presenté en Madrid y ofrecí esta sección a la nueva revista. En la entrevista su director Alfonso Palomar se mostró muy diplomático e interesado por mis trabajos y quedamos en que se los enviaría.

Así lo hice durante meses. Sin que uno solo de ellos se publicase. En su lugar, mes a mes, veía cómo se publicaban análisis exhaustivos, con estudios comparados de marcas, sobre temas tan importantes para la salud de los ciudadanos como la calidad de los sostenes ...
Mis artículos nunca se publicaron, lo que no es de extrañar si analizamos el contenido “ligth” del nuevo Ciudadano en relación con el del original.

Años después el director de Ciudadano Alfonso Palomar fue nombrado director de la agencia EFE. Ese ascenso es probablemente debido a sus méritos en la sumisión a la información promocionada por las grandes agencias multinacionales y su efectivo trabajo en la censura de las informaciones que cuestionan esa desinformación planificada para el aborregamiento de la población.
(El 90% de las palabras llamadas “información” proviene de 4 grandes
agencias de prensa (Associated Press, Reuter, EFE, France Press) 10

Entre tanto ofrecí la sección a la inicial revista Integral, en la que escribí diversos artículos, pero a pesar de considerarla interesante, nunca llegaron a publicarla. Lo mismo sucedió con mis artículos que denunciaban documentadamente pesticidas como el Temik prohibido en Alemania hasta para las flores pero autorizados en España para los cultivos de alimentos.11

La decisión de la revista de censurar mis artículos (a pesar de que iban avalados por informes oficiales de los organismos más competentes de Alemania) ya apuntaba a lo que sucedería con esta revista años más tarde y que culminó con la absorción de Integral por RBA Editores y la industria multinacional de la comunicación en los 90.

A principios de los 80 era evidente que la libertad de expresión era un fraude y que los grandes medios de comunicación habían aprendido a controlar efectivamente la disidencia.

Hartos de la maldita censura, decidimos aliarnos con los amigos editores e impresores de Ecotopía Ediciones de Tenerife y escribimos un libro que resumió nuestros trabajos publicados en esta sección con unos capítulos generales.

Este trabajo apareció hace 15 años en 1985, en el libro:

“ ¿ Sabe Vd. lo que le recetan ?, lo que no le han contado sobre los medicamentos que toma”12

En la página 166 de este libro advertía,ya en 1985, sobre los peligros de un nuevo medicamento, el Halción, que aún no estaba disponible en nuestro país. Pero esto iba cambiar pronto como ya conté anteriormente.

A finales de 1988 algunos amigos de Madrid me informaron de que Ciudadano tenía un nuevo director que venía del periódico Liberación (una experiencia que sólo duró algo más de un año en contraste con su homólogo francés que aún sigue publicándose).

De nuevo me presenté en la capital y le expuse el interés para los ciudadanos de conocer los efectos tóxicos de los medicamentos que se les ocultan. Le di datos de mis investigaciones sobre varios de ellos. Quedó especialmente fascinado por las evidencias que incriminaban a uno: el Halción. Le advertí de los riesgos ligados a su publicación, pero decidió publicar mi trabajo y planteamos toda futura una serie de artículos.

Mi primer reportaje sobre el Halción fué resaltado en portada y publicado en el número de enero de 1989 de Ciudadano

“Halción, un medicamento que puede volverle loco”.13

Al día siguiente de su publicación el director de Ciudadano me llamaba ingenuamente entusiasmado diciéndome que todos los medios de comunicación comentaban mi artículo.

Ciertamente, este trabajo provocó un revuelo considerable en toda la prensa.

La organización de consumidores OCU pidió su retirada. Todos los periódicos de más tirada publicaron artículos sobre el tema desde El País a ABC, pero ninguno se molestó en consultar al autor del artículo que había desencadenado la polémica, es decir a mí.

Sin embargo, sí publicaron las opiniones tranquilizadores de numerosos psiquiatras (que lo recetaban) y por supuesto los insultos de los responsables de los laboratorios (que lo fabricaban).

Incluso el Director General de Farmacia, Joaquín Bonal, se pringó bajándose los pantalones y mintiendo sin vergüenza “ el Halción no es más peligroso que el resto de las benzodiacepinas...”

Algo impresentable científicamente como demostraremos en este artículo.

Estas afirmaciones intentaban contrarrestar el revuelo que originó nuestro trabajo ampliamente documentado, bien atado en cuanto a sus fuentes.
Nos costó la censura y prohibición de todos nuestros trabajos para esa revista.

La prensa tampoco se molestó en publicar nuestra respuesta.

Por mi parte envié una respuesta (que transcribimos en este artículo) a los responsables de la revista Ciudadano para que la transmitieran a los medios de comunicación, cosa que nunca hicieron.

Como tampoco cumplieron su acuerdo de seguir publicando mis artículos, ni facilitaron mi contacto a las personas que lo solicitaron. Este fue el fin de mi segunda colaboración con ellos.

Posteriormente las evidencias sobre la toxicidad del Halción y de las benzodiacepinas han seguido acumulándose como veremos.

Esta historia es una muestra más de la “democracia informativa” que se practica en los países donde la prensa es “libre”.

.................

BUENO COMPAÑERAS LUCHADORAS DEL AGREAL DE TODA ESPAÑA.

CONTINUARÁ ES MUY INTERESANTE Y MUY EXTENSO.

"VAN TODAS A COMPROBAR" QUE POR CAUSA DEL AGREAL/VERALIPRIDA Y POR LOS "MEDICAMENTOS QUE TENEMOS QUE "TOMAR DE POR VIDA". SI ESTAMOS MAL Y MUY MAL "AÚN DÍA A DÍA"......

AH SE NOS PASABA:

¿RECIBIREMOS LA LLAMADA DEL MINISTERIO DE SANIDAD, PARA QUE NO SIGAMOS EXPONIENDO, LO QUE FALTA?.


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