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miércoles, 7 de diciembre de 2011

ENTREVISTA A JÖRG BLECH, PERIODISTA ALEMÁN--Las enfermedades inventadas proliferan, sostiene Jörg Blech. La industria farmacéutica, aliada con algunos médicos, convierte el envejecimiento, la hiperactividad infantil o la timidez en enfermedad y crea medicamentos para tratarlas. Personas sanas se convierten en pacientes. Los beneficios son enormes

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ENTREVISTA A JÖRG BLECH, PERIODISTA ALEMÁN



"Se inventan enfermedades para ganar dinero"


Las enfermedades inventadas proliferan, sostiene Jörg Blech.

La industria farmacéutica, aliada con algunos médicos, convierte el envejecimiento, la hiperactividad infantil o la timidez en enfermedad y crea medicamentos para tratarlas. Personas sanas se convierten en pacientes. Los beneficios son enormes.

MARC BASSETS - 16/01/2005




¿Cómo se inventa una enfermedad?



El punto de partida es que se tiene un medicamento y se piensa en qué parte del cuerpo humano tiene efecto este medicamento. O al contrario. Hay cambios en el cuerpo y se mira si no se pueden reinterpretar para que estos cambios se conviertan en enfermedades.

Por ejemplo, los niños que entran en la escuela primaria. A algunos niños no les irán bien los estudios, así que se puede hablar de déficit de atención. Otro ejemplo es la menopausia masculina. Durante la vida la producción de testosterona se reduce muy lentamente. Ahora se dice que si esta reducción es demasiado fuerte, hay una carencia. ¿Cómo se puede inventar una enfermedad? Hay que fijar un valor de referencia. Este valor de referencia en la andropausia se fijó de modo que de la noche a la mañana 20% de los hombres mayores en Alemania tenía poca testosterona.


¿Qué papel tiene la industria farmacéutica en este proceso?


Puede decirse que una sociedad no deja de producir enfermedades: los hombres, los médicos y las empresas farmacéuticas. Pero sólo cuando hay una empresa que se apropia de esta idea para ganar dinero comienza el proceso de invención. Si no hubiese habido el gel de la testosterona, no hubiese aparecido la andropausia.




Pero, ¿quién es el último responsable?




Primero está el fabricante, que tiene una idea.

Después, la empresa intenta que la enfermedad sea conocida trabajando con médicos. Unos pocos son suficientes. Hacen una conferencia de prensa y reciben un honorario. Son creadores de opinión.También se hacen sondeos pseudocientíficos. Con la andropausia se preguntó por teléfono: ¿qué tal está usted? Se hace entonces un pequeño estudio, del tipo uno de cada tres hombres mayor en Alemania es infeliz. Se construye una investigación para promover la enfermedad.



¿En qué medida el boom de la industria farmacéutica en los últimos años se explica por la invención de enfermedades?




La industria farmacéutica crece más rápido que el resto de la economía. Creo que estos temas que hemos comentado, estas fases vitales que se presentan como enfermedades, han contribuido decisivamente al buen crecimiento del sector. Puede mirar cuáles son los medicamentos que mejor se venden en los medios: los reductores de colesterol, por ejemplo.




¿Cómo se llega a esta situación?




Siempre ha sucedido pero desde que la industria farmacéuitca crea estructuras, tienen la posibilidad de inventar enfermedades. Se puede ganar mucho dinero con ello, por definición, porque la gente está sana, puede tomar la pastilla cada día, y puede vivir 30 o 40 años. Puede tomar el medicamento cada día. En la medida en que se inventan enfermedades pueden prescribirse píldoras a personas que están sanas, que las toman cada día, y así pueden conseguir ventas altas, más altas que con los enfermos.




¿Se han dejado de investigar medicinas más útiles por centrarse en las inventadas?




No soy un seguidor de las conspiraciones. Son firmas privadas normales y creo que a la industria le gustaría más ganar dinero con medicamentos que ayudan de verdad. Pero creo que las empresas se encuentran bajo presión de obtener beneficios. Puede ser que con todo el dinero ganado, una parte del dinero vaya a la investigación dedicada a enfermedades verdaderas. No lo sé. El hecho también es que una tercera parte de los ingresos se dedican al marketing. Actualmente existe el problema de que no se descubren buenos medicamentos nuevos. Y, sin embargo, para obtener ganancias, se trabaja en problemillas que no son verdaderas enfermedades.




¿No son responsables los pacientes? El mercado es libre...




En Alemania el mercado no es tan libre. Las mutuas públicas pagan mucho. El deseo de estar sano es innato. Vivimos en un tiempo en que somos sensibles ante estas promesas. No reprocharía nada a la gente.




¿No hay un deseo de eternidad, de seguridad? ¿No es un problema querer vivir en una sociedad sin riesgos?




Es un fenomeno precisamente en el mundo occidental. Estamos muy bien y cada vez vivimos más. Es un problema de lujo. Somos sanos preocupados. Pero creo que es una excusa decir que son las personas los responsables. El deseo innato de querer estar sano es utilizado de manera consciente por médicos y firmas para convencerle de que tiene enfermedades y ganar dinero.


¿Puede cuantificarse cuánto cuestan estas enfermedades inventadas a las cajas públicas?


Es difícil cuantificar, pero creo que no es tanto. Las operaciones de personas mayores, por ejemplo, cuestan mucho dinero. Al mismo tiempo, preparados de hormonas para mujeres cuesta 500 millones por año en Alemania. Es bastante dinero y ya sabe usted cómo explotan los costes de la sanidad. No puedo cuantificarlo, pero creo que cada euro que pueda ahorrarse está bien.


¿Si el Estado no pagase todos estos medicamentos, no dejaría la gente de comprarlos?




Creo que el problema es que no hay ninguna autoridad, nadie que controlar si realmente esto es una nueva enfermedad. Las enfermedades, también las auténticas, se descubren por votación. Nadie controla. Lo que se controla es si los nuevos medicamentos funcionan, si funcionan nuevos métodos y si es demasiado caro. En la medida en que fases de la vida se presentan como nuevas enfermedades se abre un mercado gigantesco y nadie lo puede controlar. Los medicamentos que se prescriben funcionan con la pequeña minoría que tiene la enfermedad (...)No hay control sobre quién define las enfermedades, pero las enfermedades pueden utilizarse para saquear nuestro sistema sanitario.


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MUNDO REPUGNANTE.

ASÍ VA EL MUNDO.








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