“EHEC: psicosis e irracionalidad”
La falta de coordinación en la Unión Europea y la actitud de Alemania en la crisis por la bacteria Escherichia coli en alimentos son aspectos analizados por editorialistas europeos.
Falta de coordinación en la crisis
Süddeutsche Zeitung, de Múnich: “Se hace indispensable tomar medidas de prevención y crear una red de trabajo conjunta con biólogos, médicos y veterinarios, además de inspectores de la industria alimentaria. Los límites entre las competencias son demasiado rígidos y a quien toma pruebas de materia fecal no le permite, al mismo tiempo, verificar pepinos, y viceversa. Además, se deben llevar a cabo controles regulares en establos, hospitales y fábricas de alimentos para detectar a tiempo nuevos peligros. Que Alemania pueda protegerse y defenderse ante una epidemia de Escherichia coli no debe depender del interés casual de algunos científicos en el tema. Lo que se necesita es la experiencia de años de verdaderos especialistas, para lo cual se hace imprescindible elegir a la brevedad a los mejores profesionales cuando se produce un brote. Esta vez pasaron tres semanas hasta que las pruebas tomadas a los pacientes en los hospitales llegaran a los laboratorios especializados. Este tipo de demora es precisamente lo que ofrece a las bacterias un nuevo caldo de cultivo.”
“Alemania se ganado muchas antipatías”
Die Welt, de Berlín: “No pocos se asombran del entusiasmo con el que los alemanes se han vuelto impopulares en tan poco tiempo. Y esas antipatías no sólo las causó la desagradable política alemana en cuanto a paquetes de rescate financiero, por ejemplo, en el caso reciente de Grecia. La cólera de Bruselas también tiene otro motivo, y es el manejo infructuoso y arbitrario de la crisis causada por la bacteria E. coli y la política individual de Alemania en lo que respecta al abandono de la energía nuclear. El mundo no se acaba dentro de los límites de Alemania. Una bacteria no respeta fronteras. El principal reproche de muchos países son los problemas de comunicación del lado alemán. En el caso de la E. coli, lo más problemático es el poco conocimiento con el que se cuenta, después de tres semanas de haberse producido el brote, acerca del origen y de la evolución de la epidemia, y el enorme daño a la agricultura europea provocado por las acusaciones alemanas. En el caso del abandono de la energía nuclear, Alemania no habría consultado lo suficiente y teme el desacuerdo del mercado energético.”
“Irracionalidad cuando está en juego la salud”
La Croix, de París: “Esta bacteria, cuyos efectos se dramatizan en los medios, es verdaderamente peligrosa y ya cobró un saldo de 25 víctimas hasta el martes, casi todas en Alemania. (…) Pero recordemos que, según datos del Instituto Pasteur, anualmente mueren entre 1.500 y 2.000 personas sólo en Francia como consecuencia de una gripe. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, un millón y medio de niños en el mundo no logran sobrevivir a enfermedades diarreicas. Sin mencionar a los miles de muertos que dejan los accidentes automovilísticos y en el hogar. A pesar de que las normas de higiene en el sector alimentario nunca fueron tan estrictas como actualmente, no bien está en juego la salud nuestras sociedades parecen atacadas por una especie de irracionalidad total. Son capaces de comportamientos extremos y de poner en peligro a todo un sector económico, pero no dudarán, tan pronto como desaparezca el miedo, de culpar a los gobiernos de haber exagerado con las medidas tomadas. Y opinarán que 150 millones de euros es verdaderamente una suma demasiado alta.”
La Vanguardia, de Barcelona: “La última –de momento– crisis europea la ha provocado el pepino. (…) La Comisión Europea no sólo ha tenido que pedir a Berlín que no lance más alertas sin base científica, sino que ha sido quien ha hablado, y no quienes lanzaron la piedra y escondieron la mano en el caso de los pepinos, de lo necesario de que se indemnice a los agricultores españoles para así recomponer la imagen de solidaridad. (…) El asunto, en cualquier caso, ha vuelto a poner de manifiesto que Alemania va por libre. (…) Alemania siempre ha mandado en Europa, pero solía ocultarse detrás de Francia, a quien dejaba el papel más político. (…) Los tiempos han cambiado, y ahora Alemania se hace notar. (Alemania) ya no es sólo, como segunda potencia exportadora, un gigante económico: se ha convertido en un activo e independiente actor global. (…) Como país dependiente de la importación de materias primas, su estrategia es más geoeconómica que geopolítica, pero la clave está en saber si Alemania se cansará del proyecto europeo que tanto ha ayudado a construir por interés propio.
CP/dpa
Editor: Pablo Kummetz
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