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lunes, 31 de enero de 2011

EL MIRADOR (DE JUAN GÉRVAS). EMISOR/RECEPTOR-- ACTA SANITARIA"COMO SI DEL CASO NUESTRO DEL AGREAL SE TRATARA, ESO ENTENDEMOS




Madrid 31/01/2011

El lenguaje, como principal instrumento de la labor del médico en su relación con el enfermo, lleva al comentarista no sólo a su defensa, sino a poner en cuestión que, como pudiera estar pasando, al final tenga más importancia la máquina, hasta el punto de olvidar qué es uno.

Hablar por hablar, a veces. Hablar por necesidad, siempre. Hablar profesionalmente. Hablar de la profesión. Hablar del corazón (o de la ingle). Hablar del dolor. Escuchar al que habla del amor (o del odio). Hablar o callar sin parar, para consolar. Hablar y hablar del sufrimiento y del miedo. Ayudar a hablar. Siempre escuchar. Entender al que habla. Hacerse entender. Comprender lo que se dice. Entender lo que se calla y el porqué. Explicar porqués y cómos. A veces callar por más que se espere respuesta, sin molestar. Ser eco para ser franco. Ser franco sin hacer daño. Compartir conocimiento. Ponerse en lugar del otro. Poner la mano en el hombro del que llora. Comprender hasta lo incompresible. Aceptar sin criticar. Ayudar a decidir. Decidir ayudar en contra de la Ley, a veces. Representar el bien social defendiendo el bien personal. Ser agente del paciente. Ser el basurero social, sin querer. Ofrecer remedios, no milagros. Estudiar, siempre estudiar, para contrastar teoría y práctica, y decidir valorando la anécdota en la categoría. Facilitar la vida y la muerte. Al fin, ser mal paciente. ¿Qué otra cosa es ser médico?.

Román Jakobson

Manejamos sin darnos cuenta los conceptos de la Teoría de la Información que elaboró el ruso Román Jakobson (1896-1982), cuya vida representó el siglo XX sin quererlo. Interesado por la poesía gracias a un extraordinario profesor de bachillerato, fundó a los 18 años el Círculo Lingüístico de Moscú. Y en 1920 el de Praga, en cuya universidad presentó su tesis doctoral. Terminó en los países nórdicos, y cuando la invasión nazi se exilió a los EEUU para impedir su extradición por judío. Allí fundó el Círculo Lingüístico de Nueva York en 1941, y se dedicó a la enseñanza. Tuvo gran influencia en el campo antropológico y su Teoría de la Información, de 1948, se difundió mundialmente.

Comunicar no es más que compartir, hacer partícipe al otro de lo que pensamos, sentimos y deseamos. La comunicación humana se caracteriza por el lenguaje, que no tiene la exclusiva del logro de compartir. Basta pensar en el mimo, por ejemplo, que nos puede hacer reír y llorar sin ninguna palabra. Román Jakobson dedujo de los factores de la comunicación seis funciones del lenguaje.

Factores y funciones del lenguaje

En síntesis, el lenguaje facilita la comunicación entre el emisor y el receptor. Alguien codifica un mensaje y por un canal con un contexto lo hace llegar a un receptor. Es decir, mediante signos lingüísticos y normas varias el emisor codifica una información que es el mensaje, aquello que se quiere comunicar. Lo transmite por vía oral o escrita, y tiene un referente o contexto que lo hace entendible para el receptor. El receptor decodifica el mensaje y lo interpreta. En forma casi milagrosa el emisor logra hacer llegar al receptor sentimientos, pensamientos y deseos. Basta pensar en el autismo para hacerse idea del "milagro" de la comunicación.

Se distinguen seis funciones del lenguaje, que van desde la más "objetiva" (la representativa o referencial, tipo "El Pisuerga pasa por Valladolid"), a la estética (en la que el mensaje se convierte en arte, como en la poesía), pasando por la metalingüística (cuando hablamos del lenguaje, como al escribir estas líneas). En la consulta se emplean mucho las funciones expresivas (expresan sentimientos, tipo "Me duele el alma"), apelativas (para lograr captar la atención del receptor del que se espera una respuesta o acción, tipo "Pase detrás del biombo, para explorar ese bulto en la espalda") y fáctica (o de contacto, cuando se pretende comprobar que mantiene la escucha, tipo "¿No le parece?").

En enero de 2011 murió María Elena Walsh

La argentina María Elena Walsh (1930-2011) escribió poesías y canciones que resuenan en su voz y en la de muchos otros artistas, como Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat. Por ejemplo, "Serenata para la tierra de uno". Pese (o por) a su orientación básica a la infancia fue mujer brava, emparejada sin escándalos sucesivamente con Leda Valladares (cantante), María Herminia Avellaneda (directora de cine) y Sara Facio (fotógrafa) y capaz de defenderse contra la censura de la dictadura y de defender la eñe contra los simplistas desarrolladores de software.

También tuvo que defenderse de Juan Ramón Jiménez, uno de los poetas de prestigio mundial que dio la bienvenida a su primer libro de poemas, a los 17 años, publicado con motivo de la muerte de su padre, "Otoño imperdonable". Fue libro que llamó la atención de otros muchos poetas, como Pablo Neruda y Jorge Luis Borges. De hecho, Juan Ramón Jiménez la invitó a su casa en Maryland (EEUU) en 1949, para torturarla, para convencerla de que no valía nada (cosas extrañas de poetas, pero expresión universal de la inquina del que está establecido contra el que renueva lo establecido).

En plena dictadura, en agosto de 1979, publicó su artículo "Desventuras en el país jardín de infantes". Se preguntaba... "Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desparezca, ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista! estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejecitos de Quino que se preguntaban: ¿Nosotros, qué éramos...?".

Éramos y somos

Somos y éramos médicos. Nuestro útil básico de trabajo es/era el lenguaje, la comunicación verbal en su contexto.

Somos defensores de los pacientes, quienes en nuestras consultas tienen permitido decir lo que piensan e imaginan, lo que temen y aborrecen, lo que les agobia y aplasta, lo que les preocupa y deprime, lo que les duele, lo que sienten y padecen.

En la consulta se habla y se escucha. En nuestro trabajo nos orientamos simultáneamente al emisor y al receptor. Es decir, conservamos la responsabilidad del emisor de comunicar las ideas de forma clara e inequívoca (típica cultura occidental orientada al emisor) sin cejar en la responsabilidad sutil de entender apropiadamente lo que el paciente dice/insinúa (típica cultura asiática orientada al receptor).

La tecnología es tecnología, las máquinas son máquinas, desde el fonendo al ordenador, desde el "análisis" de orina a base de mojar y chupar el dedo a la tomografía, desde la teleconferencia al formol para la inclusión de la pieza operatoria. La tecnología y las máquinas aportan datos "duros", importantes y a veces esenciales.

El lenguaje aporta datos "blandos" importantes y siempre esenciales. Son datos blandos los que se refieren a pensamientos, sentimientos y deseos, al sufrimiento y al enfermar en su contexto, a razones y sinrazones, a viejas historias personales, familiares y sociales. Si los médicos dejamos de orientarnos simultáneamente al emisor y al receptor, si renunciamos al lenguaje, si nos transformamos en meros apéndices de las máquinas terminaremos preguntándonos, como la pareja de viejecitos de Quino: "¿Nosotros, qué éramos...?".

Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es Médico General y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org)

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